sábado, 26 de marzo de 2016

Cuento Historia/Comunicación Integral



No estaba listo aún, -¿será una buena idea emprender este viaje?- pensaba; sin embargo fue adelante sin mirar atrás con la mira puesta en el castillo que lo esperaba con las puertas abiertas. Al llegar se dio cuenta de que él era el único, no había nadie más, estaba solo, sin ninguna alma alrededor. Esperó y esperó sin darse cuenta que el tiempo pasaba hasta que se hartó, quiso retroceder, pero sintió que algo se lo impedía, así que no intentó más, se quedó a esperar un rato más- ¿Por qué sigo aquí? ya pasó mucho tiempo, tal vez no lleguen. Me habrán abandonado, tal vez me quisieron engañar, y sigo aquí, como si nada; me debo ir de aquí. Debió ser una broma de mal gusto.- Él razonaba mientras esperaba, pero no importó todo lo que pensó, seguía sin moverse.
Durante mucho tiempo estuvo esperando ese joven caballero, hasta que lo dejaron pasar con el rey.
Éste era de gran tamaño y fuerza, de voz ronca y altura inolvidable, el joven caballero se sintió intimidado pero siguió firme paso hasta llegar a él, no tardó mucho hasta que el rey empezó a hablar- ¡¡tú!! ¿Eres otro que quiere ver si es lo suficiente valiente y fuerte como para poder ser el capitán de la nave que pronto    va a zarpar?- el joven caballero sin miedo dijo firmemente - yo no soy uno sino el que le traerá las mejores riquezas, soy quien el dinero no reemplazará, no soy alguien interesado, soy alguien que quiere avanzar. Alguien con un ojo en el futuro, alguien a quien usted no podrá remplazar, ni con el mejor navegante, ni con alguien que conozca mar y tierra de memoria. Soy quien que usted busca.-  el rey asombrado con la respuesta del joven caballero quizo saber más, pero el tiempo lo tenía medido y no podía pasar, así que el rey, al ver el carácter de él mismo reflejado en el joven decidió escogerlo como el nuevo capitán, que llegaría a América y conquistaría a todos.
Aunque el rey adoraba a este joven muchacho debía conocerlo mejor por lo menos su nombre, cuando el rey le preguntó por su nombre, este respondió con seguridad y algo de egocentrismo - mi nombre es Hernán Cortés.

Este cada vez se hizo más arrogante con los demás, tratando de ser el mejor de todos hasta que el gran aclamado día llegó, estaba preparado para salir, sin miedo, sin preocupaciones, con mucha seguridad; todos se despedían de sus seres queridos, había llanto, y mucho dolor de parte de las familias del pueblo, pero nadie lloraba por Hernán Cortez, él estaba solo, sin nadie que le apoyara ni que llorara por él; este se sintió por primera vez solo, desolado pero como este era el capitán tenía que ser fuerte y no derrumbarse por una tontería como el amor.
Una vez en la nave este sintió más confianza, se olvidó de toda preocupación y del vacío que sintió. Cuando todos estuvieron dentro, este tomo orgullosamente su papel de capitán y los dirigió a lo largo del mar, las primeras semanas fueron fáciles ya que tenían suficiente comida, provisiones y el mar estaba calmado, lo cual lo hacía fácil de navegar. Pero las siguientes semanas eran inolvidables, hubo mucho viento, marea, hambre. Todos sufrían, nadie podía entender qué sucedía, todos se preguntaban- ¿Por qué nos pasa esto? ¿Qué hemos hecho para merecer esto?- El capitán mantenía una imagen serena pero por dentro sentía ira y tristeza al ver que nada salía como lo tenía previsto y saber que nadie ansiaba su llegada a España, ni siquiera una amante con la cual pasar el tiempo; todo era muy difícil, incluso para un alma llena de amargura e irá.

Los días pasaban y aún seguían perdidos, nada se veía de lejos, y muchos empezaron a morir de hambre o por alguna enfermedad; todos querían regresar para volver a cargar de municiones y conseguir más tripulantes, pero el capitán no accedió y siguió adelante, aún con el odio de su tripulación.
En la mañana, cuando el capitán despertó, sintió un choque
Que le hizo levantarse desesperadamente por el movimiento tan brusco que había sentido. Intentó salir de su camarote para ver qué ocurría pero la puerta de si camarote se había atascado, sólo podía oír muchos gritos de que habían llegado a tierra firme, pero nadie sabía a dónde exactamente, para eso necesitaban a su capitán, pero éste se encontraba atascado en su camarote, tardaron días en poderlo sacar de ahí, ya que no podían mover ni siquiera un milímetro la puerta. Durante esos días el capitán perdía más y más la cabeza, sólo podía oír sus pensamientos, y en lo único en lo que pensaba era su evidente soledad; él intentaba engañarse a sí mismo diciendo que nadie era lo suficiente maduro, o lo suficiente como para soportarlo o tan siquiera hablar con él. “Pues como fue mencionado anteriormente, él era un hombre insoportable, rudo y sin corazón”.

Cuando por fin lograron sacar al capitán de su camarote pudieron descender del barco para investigar la tierra a la que habían llegado, cuando bajaron del barco se vieron rodeados de muchas personas con piel cetrina, de baja estatura y cabello oscuro; eran muy diferentes a todo lo que conocían.
Viendo el paisaje pudieron comprender porqué es que los Reyes habían querido tanto que fuera ahí.
Caminando fueron encontrando muchas cosas que ellos ni siquiera conocían, diferentes plantas, animales y religiones. Algunos se preguntaban cómo era posible que tantas cosas tan hermosas pudieran existir y no ser compartidas con sus seres queridos, pero Hernán Cortez no, él sólo quería el reconocimiento de ser uno de los más grandes descubridores en toda España o incluso el mundo. Él no disfrutaba nada de lo que veía, para él era gente extraña con costumbres que deberían ser castigadas, pero los demás que tenían la intención de sólo cumplir un objetivo más, disfrutaban el camino, en el cual podían aprender más nuevas.

Buscando minas se encontraron con una tribu la cual no parecían ser muy amistosos, los españoles al superarles en número y armamento, no fueron atacados por la tribu, incluso les ofrecieron a 5 vírgenes. Una de ellas resultó ser la hija del rey, Cortés al percatarse de ello, sintió algo que jamás había sentido, una emoción nueva para él.

Ella se sentía incómoda y traicionada por su padre, pues cómo su padre que la había criado hasta sus 17 años, el cual decía que la amaba y que haría todo por ella, la pudo traicionar por entregarla a un completo extraño que ni siquiera conocía su idioma, ¿cómo podía confiar en alguien, después de lo que hizo su propio padre? Sin importar de su desconfianza no se negó a seguir a Cortés.

¿Cuál fue la sorpresa de Cortés? que esa mujer fue de gran apoyo en su travesía ya que entendía el español, a lo cual sabía lo que necesitaba la tripulación que acompañaba a Cortés. Caminaron por días y fue de gran ayuda para ellos, el que aquellas mujeres que le había dado como una ofrenda el jefe indígena podían darse a entender con el equipo de Cortés.
Las noches era muy frías, hacían fogatas y cocinaban grandes cantidades de comida, donde además de comer la carne que ellos acostumbraban en el viejo continente, empezaron a utilizar semillas y cereales, los cuales provenían de las tribus aztecas, ya que después de conquistarlos, se iban adueñando de sus cultivos. Aprendieron a comer este tipo de alimento, el cual veían que tenía una gran cantidad de nutrientes, los cuales les daban mucha energía para los días siguientes.
En la tribu azteca, primer tribu a la que se conquistó, encontraron a una indígena llamada Malitzin, la cual Cortés vio que sería de gran ayuda para su viaje, ya que ella podría ser su intérprete y darle asegunes de las tribus más cercanas, ya que él buscaba alianzas para poder conquistar Tenochtitlán.
Una gran ventaja que poseían los españoles eran sus armas de fuego, ya que las tribus a las que ya habían conquistado, además de las que se les sumaban para derrocar a los aztecas, solo conocían las flechas, mazos y garrotes con los cuales se defendían, siendo muy inferiores al ejército español.
Moctezuma, líder de Tenochtitlán, empezó a oír rumores de que un gran sequito se guerreros, todos blancos y de barbas largas, se dirigían hacia su ciudad, sueño que había tenido algunos años antes, donde Quetzalcóatl se lo manifestaba en el mismo. El líder azteca enviaba mensajeros al ejército español, los cuales llevaban oro y regalos para manifestarles una especia de bienvenida y en símbolo de paz y amistad, ya que no sabían si era un ejército pacifico o un rival a vencer.
Los españoles a su vez, recibían los regalos gustosamente, pero esto no hacía que su objetivo de conquistar Tenochtitlán acabara, por lo cual siguieron su camino hacia la ciudad.
Durante su camino, llegaron a Cholula, ciudad de muchos templos, donde tuvieron que luchar con las tribu Cholulteca, acompañados de sus aliados los tlaxcaltecas; fue una guerra sangrienta y dura, donde después de esto, ninguna civilización se les interpuso en su camino y objetivo hacia la gran Tenochtitlán, cuando pasando por las faltas del Popocatépetl, pudieron contemplar a lo lejos la gran ciudad de Tenochtitlán, admirados por su enorme belleza.
Al arribar, el ejército de Cortes fue recibido por Moctezuma acompañado de grandes personajes de la ciudad, mismos que por medio de Malitzin, intérprete de Cortes, ponía al tanto de las intenciones del mismo. Los españoles quedaron admirados de la hospitalidad de los aztecas y de la gran ciudad, llena de color, pinturas, artesanía y piedras preciosas, los cuales adornaban los templos. En la bienvenida se hizo un gran banquete, lleno de música, comida de todo tipo, cereales y cultivos los cuales hacían más amena la estancia de los españoles en la tierra azteca.
La siguiente noche, Cortes se reunió con algunos integrantes de su ejército, planeando una traición a Moctezuma y así, tomar la ciudad, debían aprovechar el momento y la distracción del pueblo azteca. Esa noche cuando la música estaba muy fuerte aprovecho el ejército y empezó a asesinar a la mala a muchos guerrero aztecas, cuando minutos después y con un gran lamento, Moctezuma se dio cuenta de tal cosa y empezó la lucha, mataban a quien se les pusiera enfrente y Cortes tomo de rehén a Moctezuma, metiéndose al Templo mayor con él, atrincherándose con una parte de su ejército.
La lucha duro algunos días, cada vez había menos españoles, ya que el temple que tenían los aztecas de liberar a su rey no cesaba, sin embargo ese día, Moctezuma murió en manos de los españoles, ratificando con esto, el no cesar la guerra contra los mismos. Ese día los españoles sigilosamente intentaron salir de la ciudad por la noche, escabulléndose de los aztecas en la bruma, muchos de ellos perdieron el oro y el tesoro que se había conseguido en la conquista, perdiendo su vida y quedándose sin integrantes de su tripulación Cortes, cuando esa noche lloro, y fue llamada por los españoles la noche triste.
Los aztecas empezaron a celebrar la huida de los españoles, pero no fue por mucho, ya que comenzaron a ver que mucha gente empezaba a enfermar y se llenaba de granos en la piel y moría.
Era Viruela, enfermedad que habían traído los españoles a la ciudad y por la cual estaban enfermando y muriendo muchos aztecas. Dentro de ellos se encontraba Cuitláhuac, quien había sido elegido líder de la ciudad en ausencia de Moctezuma.
Los españoles se recuperaron y se ocultaron en Tlaxcala, donde buscaron aliarse con otros pueblos cercanos, consiguiéndolo con algunos y otros no, empezando a equiparse de armas y planeando su nuevo ataque a Tenochtitlán.
Con la muerte por viruela de Cuitláhuac, Cuauhtémoc tomo el control y se enfrentó en el sur con Cortes, haciéndole saber que estaba preparado para la guerra en el supuesto de que los españoles quisieran volver a ingresar hostilmente a su ciudad.
A la mañana siguiente comenzó nuevamente el viaje de los españoles hacia Tenochtitlán y empezó la guerra, superaban en número de guerreros a los aztecas, ya que había conseguido muchos aliados en el camino, fueron días enteros de guerra, sangre y llanto, hasta que con mucho cansancio y frustración, los aztecas deciden rendirse y doblegarse ante el numeroso ejército español, dando comienzo a la Nueva Tenochtitlán.



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